Admitámoslo, los museos son aburridos.
Hace un tiempo fui con mi mis hijos al Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Yo siempre disfruto visitar museos. A ellos algunas cosas les interesaban pero en la mayoría ni se detenían a verlas. Su entusiasmo duró poco.
Los museos cumplen muchas funciones sin embargo entretener y despertar curiosidad lo hacen bastante mal.
Quiero esa estatua!
Me puse a pensar en que pasaría si la gente pudiera llevarse del museo copias de las piezas que ven. Un jarrón, una estatua, una espada, etc.
¿Sería mucho más interesante, no?
Imaginen una exposición de alfarería griega. ¿Qué mujer no querría alguno de esos jarrones en su casa? o ¿Qué chico no querría una copia de un barco, o un casco, espada o escudo antiguo para poder jugar?
¿Cómo lograr esto? Con impresoras 3D.
Para empezar el museo debería digitalizar todos sus objetos (empezando por los más interesantes, obviamente) usando un escáner 3D
Luego los archivos de modelo 3D deberían ser puestos en la web del museo. Y permitir la descarga pública gratis. ¿Por qué? Porque esa información, a mi entender, es patrimonio de la humanidad y por lo tanto pública. Esto tendría efectos espectaculares: imaginen todos los objetos de todos los museos del mundo disponibles para descargar en la web...! Los diseñadores de películas estarían muy contentos. Cualquiera podría imprimir en su casa una copia de sus piezas favoritas. Y tendríamos un backup de todos los objetos de arte de la historia...
Los archivos de modelos 3D deberían tener formato compatible con impresoras 3D.
Durante una visita al museo, las piezas imprimibles podrían tener un código QR para que, con una aplicación de celular, los visitantes puedan comprarlas y pedir que se las impriman.
A la salida del museo, la pieza ya podría estar impresa o si tarda mucho la podría recibir en su domicilio.
Entonces visitar un museo sería mucho más excitante para todos porque haría que el público desee llevarse souvenirs muy interesantes.
La gente común se apropiaría literalmente del arte y la historia.
Los museos se convertirían en supermercados de objetos culturales.
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